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Consejería de Educación. Junta de Extremadura
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Historia

 Ribera del Fresno

 

          Son escasos los vestigios escritos documentados que se refieren a Ribera del Fresno cuyo origen es situado dentro del dominio árabe en la Península Ibérica cuando ocuparon determinadas zonas del Valle del Guadiana, allá por el Siglo VIII. Pero será en el Siglo XIII al ser nombrada Cabeza de Encomienda bajo la orden de Santiago cuando la historia de Ribera del Fresno aparezca argumentada de una forma más nítida, constando ya bajo tal apelativo al menos desde este siglo y atribuyéndosele la tradición de su nombre a un gran fresno existente a orillas del Arroyo Valdemedel, donde se asienta la población.

 

                       ARROYO

                                              Arroyo Valdemedel


         Las evidencias más antiguas de lo que fue Ribera del Fresno se remontan a finales de la Edad del Cobre o Calcolítico (2000-1800 a.c.) cuando data la primera ocupación humana del importante Yacimiento Arqueológico del Cerro de Hornachuelos situado a la altura del Km. 3 de la carretera local que une Ribera del Fresno con Hinojosa del Valle.

 

                     hornarestos 

                                              Cerro Hornachuelo


         Como consecuencia de los destrozos causados en un sector del yacimiento se decide en 1986 con el Profesor Titular de la Universidad de Extremadura Don Alonso Rodríguez Díaz, como Director del Proyecto, emprender con carácter de urgencia una excavación en el yacimiento ribereño. Hasta la mencionada fecha, la zona había pasado prácticamente inadvertida para la investigación, aunque algunos vestigios en la literatura arqueológica de finales del Siglo XIX – mediados del XX, constatada en los escritos del Marqués de Monsalud, manifiestan la peculiaridad de la cantera. Una vez iniciada la primera campaña de excavación y tras una valoración del territorio, se decide prolongar los trabajos en los años sucesivos siendo esta acción continuada hasta 1997. Los objetivos se concretaron en: La reconstrucción del entorno ecológico y arqueológico de Hornachuelos, el estudio de sus diferentes fases de ocupación, la valoración de su necrópolis y la integración de los resultados en el Proceso Histórico Regional.


         Las sucesivas excavaciones han demostrado que Hornachuelos estuvo poblado a finales de la EDAD DEL COBRE O CALCOLÍTICO (2.000-1.800 A.C.) siendo un tipo de poblado propio de la Cuenca Media del Guadiana. Así lo constata la existencia de su estructura tratándose de un lugar fortificado acotado por una o dos líneas de muralla con bastiones semicirculares evidenciándose en su interior cabañas, principalmente, de planta oval.

 
         Los pobladores en esta primera fase de Hornachuelos basaban su subsistencia en la agricultura y la ganadería, la caza de los animales documentados en la zona tales como ciervos, conejos, perdices…, y la recolección. Esta primera ocupación concluyó con un incendio que provocó el abandono del poblado.

 
         Pero los trabajos arqueológicos demuestran que el mayor esplendor de Hornachuelos se produce casi 2000 años después, entre mediados del Siglo II a.c. – y finales del siglo I d.c., etapa de tránsito entre las culturas prerromanas y la Romanización de la Beturia; alcanzando el poblado aproximadamente 5 hectáreas de superficie. Las evidencias encontradas demuestran una organización más compleja aprovechando al máximo el espacio, en donde las viviendas se diferencian entre sí en cuanto a tamaño y número de habitaciones utilizándose bien para tareas domésticas, almacenaje ó descanso. Además, estas casas se encuentran separadas por calles trazadas en sentido longitudinal del cerro.

 
         En cuanto a las actividades económicas también son visibles las mejoras y avances producidos. Se basa en la agricultura de secano, la ganadería extensiva y la caza. Dado el avance en el tiempo con respecto a la fase anterior, también un factor principal en la economía fue el control y explotación de las galenas argentíferas de la Sierra de Hornachos.


         Todo ello manifiesta mayor complejidad y organización, calificando los investigadores dicho conjunto arqueológico como propio de un oppida o ciudad fortificada de la Beturia: designación dada por los autores clásicos al territorio comprendido entre el río Guadiana y Sierra Morena en el Siglo I de la Era. Es probable que se trate del oppidum de Fornacis, referido por Ptolomeo en su “Guía Geográfica”.

 

         Este yacimieto ha sido acondicionado para la visita integrándose en los parámetros del Proyecto Alba-Plata de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, que desde el año 1997 contempla la recuperación de la calzada que atraviesa la Comunidad Autónoma de Extremadura de norte a sur, de más de 2000 años de antigüedad, poseedora de un elevado contenido simbólico e histórico. El tramo extremeño de la Ruta de la Plata alcanza desde Baños de Montemayor hasta Mérida y desde ésta última hasta la antigua Híspalis romana. Un total de 42 términos municipales en donde se dan cabida un amplio y heterogéneo abanico de patrimonio monumental, etnográfico y arqueológico. Entre ellos, se localiza desde el año 2002 esta localidad de Ribera del Fresno con su conjunto arqueológico del Poblado de Hornachuelos cuyo terreno fue adquirido, y ha sido adecuado y convertido, desde el pasado 29 de octubre de 2003 con su inauguración a cargo del Excmo. Sr. Consejero de Cultura de la Junta de Extremadura, Don Francisco Muñoz Ramírez, en un portentoso y singular “museo abierto”.


         Además, y con la creación del Centro de Interpretación del Cerro de Hornachuelos ubicado en la Casa de la Cultura de la localidad, sita en Calle San Juan Macías número 2, las personas que se acerquen a visitarlo conocerán de manera inmediata el entorno y patrimonio natural y cultural de la zona, en tanto que ejerce una labor didáctica y pedagógica. Los días y horarios de visita son los que a continuación se mencionan:

De lunes a viernes de 10,00 a 14,00 horas (Horario de mañana); de 16,00 a 21,00 horas (Horario de tarde).
Los sábados y domingos su horario es 10,00 a 14,00 horas (Horario de mañana; y de 17,00 a 21,00 horas (Horario de tarde).
Para visitar el Centro de Interpretación en días festivos hay que contactar con los siguientes números de teléfono:

Teléfono del Ayuntamiento: 924 53 60 11

924 53 65 11
Teléfono de la Casa de la Cultura: 924 53 72 24

 

 

         Una vez hecho un repaso a todo lo que es la prehistoria de Ribera del Fresno, es decir, aquella que se conoce a través de excavaciones y vestigios tangibles encontrados y que es anterior a toda documentación escrita nos adentramos en la Ribera del Fresno Medieval, cuando en el siglo XIII es repoblada por la Orden de Santiago, y alcanza la categoría de Cabeza de la Encomienda. Esto ocurre en el último cuarto del siglo XV, periodo de tiempo enmarcado dentro de la etapa histórica conocida como Reconquista.


         En 1474 se entabla un litigio tras la muerte del Maestre de la Orden de Santiago por la sucesión de este cargo. Esta Orden Militar Castellano-leonesa posee una jerarquía bien estructurada: la potestad absoluta sobre la misma la tiene el soberano de Castilla el cual se convierte en Gran Maestre. Éste tiene soberanía sobre dos provincias, Castilla, por un lado, y León, por otro. En ellas había un Comendador Mayor y un Prior. Aparte de estos cargos, existía el de Comendador que era sobre el que recaía la vigilia de un pueblo. En este contexto es cuando Don Martín de Tordesillas, nacido en la provincia zaragozana de Hijar (también conocido como Martín de Hijar ó Martín de Ribera), ocupa el cargo de 1er Comendador de Ribera del Fresno, compromiso que ocupa desde 1474 hasta su muerte, en 1498.

 
         En cuanto a la labor en Ribera del Fresno del mencionado comendador, hay que destacar, como restos manifiestos en la localidad, la edificación de un castillo documentado en el libro de visitas de la Orden de Santiago del año 1495 y ubicado en las inmediaciones de la actual Calle Carolina Coronado de la localidad. La construcción estuvo rodeada de una muralla accediéndose al mismo a través de un puente. El elemento más destacado en el interior fue la Torre del Homenaje cuya estructura estuvo formada por tres pisos con bóvedas en cada uno y en el alto una terraza amurallada. En la actualidad, lo único que se conserva de este enclave es una calle denominada Calle “Castillo”.

 

Cercano a este lugar se encontraba la ermita de Santa Cecilia. Debido a su nefasto estado de conservación, el comendador, con el permiso del prior, la derriba, comprometiéndose, en su lugar, a reedificar la Iglesia de los Santos Mártires, actual parroquia de Nuestra Señora de Gracia.

 

         Adentrándonos ya en lo que es el periodo conocido como Historia Moderna en Ribera del Fresno, que incluye los siglos XVI, XVII y XVIII, hay que destacar a dos personajes ilustres y universales: San Juan Macías (1.585- 1645) y Juan Meléndez Valdés (1.754-1.817), cuya existencia se incluye en el tránsito del periodo moderno y los aires de libertad e igualdad contemporáneos.

San Juan Macías


         Juan de Arcaz Sánchez, San Juan Macías, nace en Ribera del Fresno en 1.585. A los cuatro años de edad queda huérfano habiendo muerto sus padres, Don Pedro de Arcaz e Inés Sánchez, víctimas de las epidemias del tifus y de la viruela; quedándose éste bajo la tutela de sus tíos. Sus tíos carecían de recursos económicos para sustentar y educar a Juan por lo que se introduce al oficio de pastor en una hacienda de un terrateniente extremeño. Su niñez está marcada por una educación de especial devoción a la Virgen María, particularmente mediante el rezo del Rosario, que unido a las horas pasadas en la soledad del pastoreo adquirirían hábitos contemplativos. A los veinte años de edad toma la decisión de emigrar de Ribera del Fresno para buscar mejores condiciones de vida.

 

                             

 

         El primer lugar donde se asienta es Sevilla donde se puso a trabajar como pastor a las órdenes de un rico ganadero andaluz. Tras Sevilla se dirige a Jerez de la Frontera, sintiéndose incómodo, al igual que ocurriera en Sevilla. En Jerez de la Frontera hizo amistad con un marinero y rico negociante con quien se puso a trabajar como criado. Ambos regresaron nuevamente a Sevilla donde arreglaron todos los papeles en la Casa de Contratación para embarcar al Nuevo Mundo llegando a Cartagena de Indias (Colombia) y más tarde a Lima. En esta última ciudad, cuando contaba con 37 años de edad, ingresa en la Orden de los Dominicos en el Convento de Santa María Magdalena porque veía que allí podía cooperar con los dominicos en su misión apostólica y en la promoción humana de los pobres. Fue portero del convento durante veinticinco años desde donde practica una importante obra de beneficencia espiritual y material; además de tener un gran influjo en la ciudad gracias a sus consejos. Por lo que aquella portería de la Magdalena se convertiría en un lugar de comunión y participación de pobres y enfermos.


         Sesenta años de edad contaba fray Juan Macías cuando le visitó la enfermedad que le llevaría a la tumba. Siguiendo la costumbre de aquellos tiempos, los religiosos de la comunidad se dirigen procesionalmente a la habitación del fraile. Muere, finalmente en esta ciudad de Lima el 15 de septiembre de 1645.

 

         Su cuerpo es venerado en la Basílica del Rosario. Fue beatificado, es decir, declarado y ser honrado con culto, por el papa italiano Gregorio XVI en 1813 y canonizado, declarado solemnemente santo, por el papa Pablo VI el 28 de septiembre de 1975.

 

 

 

         Pozo en honor a San Juan Macías

 

El Milagro del Arroz

El 25 de enero de 1949 se presentó una situación muy delicada en la Casa de Nazaret del Instituto San José de  Olivenza (Badajoz). Allí se alojaban medio centenar de niños en régimen de semipensionado, que recibían alimentación y educación. Y también se servía comida a los más pobres, en un comedor social vinculado a la parroquiay donde llevaban alimentos algunas familias bienhechoras, que lo hacían por turno.

Pero aquel día Leandra Rebollo, la cocinera, estaba muy inquieta porque la familia a la que le tocaba ese domingo no había aparecido.

Así que cogió 750 gramos de arroz del almacén de los niños para dárselo a los pobres y resolver momentáneamente, hasta donde se pudiera, el problema. Musitando angustiada un «¡Ay, beato…! ¡Y los pobres, sin comida!», echó el arroz en la cazuela y salió a hacer otras cosas.

El milagro del arroz
Por eso Leandra acudió a él, en una petición desesperada (un «¡A ver qué haces!» que era casi también una queja), pues no podía esperar lo que sucedió. Cuando regresó a la cocina, se encontró en el fogón una cantidad de arroz mucho mayor de la que había echado.

Tanto, que empezó a rebosar y tuvo que pedir ayuda para pasar el aliimento a otra tartera. Llamó al párroco, Luis Zambrano, y a la directora del Instituto, María Gragera Vargas, que se convirtieron en los primeros testigos del milagro. Pero no los únicos.

El prodigio duró ininterrumpidamente durante cuatro horas y de aquellas tres tazas de arroz iniciales pudieron comer los cincuenta niños del centro y un centenar de pobres, ante la mirada atónita de los habitantes del pueblo, que acudieron el tropel a ver el hecho.

Todo concluyó repentinamente cuando el párroco, habiendo comido todo el mundo ya, dijo: «¡Basta!».

Reconocimiento oficial
Este milagro fue reconocido oficialmente por el Vaticano, y es de los muy escasos de este tipo que registra la historia, desde que el mismo Jesucristo lo realizase por primera vez con la multiplicación de los panes y los peces que narran los Evangelios.

La abundancia de testigos y de muestras recogidas (pues el párroco, al darse cuenta de la sobrenaturalidad de cuanto acaecía, estuvo presto a allegar pruebas, que sirvieron para verificar que el arroz «creado» en la olla era arroz absolutamente normal) dieron una gran celebridad a este milagro.

Al cumplirse hace dos años el 60º aniversario del mismo, el obispo Santiago García Aracil inauguró un mural conmemorativo en el centro parroquial San Juan Macías, que servirá de recordatorio para generaciones futuras.

                       

                             

 

                                    Juan Meléndez Valdés

ODA XL(fragmento)
  De mi vida en la aldea

Cuando a mi pobre aldea
feliz escapar puedo,
las penas y el bullicio
de la ciudad huyendo,

alegre me parece
que soy un hombre nuevo,
y entonces sólo vivo,
y entonces sólo pienso.

Su biografía

      Nació en Ribera del Fresno, 1754 y murió en Montpellier, 1817. Escritor y magistrado español. Es el más importante poeta español del siglo XVIII. Fue catedrático de humanidades en Salamanca (1781), alcalde del crimen en Zaragoza (1789), oidor en Valladolid (1791) y fiscal en Madrid (1797).

                                   melendez valdes    

                                      Meléndez Valdés (óleo de Goya)

 

     Sufrió destierro en Medina del Campo (1798), confinamiento en Zamora (1800) y cárcel en Asturias (1808). Bajo el régimen de José Bonaparte, fue consejero de Estado (1809) y presidente de la Junta de Instrucción Pública (1810). Tras la restauración de Fernando VII, emigró a Francia.

      Sus tempranas lecturas de Locke, Leibniz, Montesquieu, Rousseau y de los poetas Gessner, Thompson y Pope marcaron su primera etapa poética, en la que sobresalen sus composiciones anacreónticas, de cuyo género fue el principal cultivador en España (La paloma de Filis; Besos de amor), y sus Poesías (1875), publicadas a instancias de Jovellanos.

      Las obras de su segunda etapa poética se caracterizan por su contenido filosófico y por su sentimentalidad prerromántica; con posterioridad, su obra se orientó hacia el compromiso político y social (A Llaguno, 1794; Sobre el fanatismo, 1795). Es también autor de una Defensa de la lengua castellana (1811).

 

     Sufrió destierro en Medina del Campo (1798), confinamiento en Zamora (1800) y cárcel en Asturias (1808). Bajo el régimen de José Bonaparte, fue consejero de Estado (1809) y presidente de la Junta de Instrucción Pública (1810). Tras la restauración de Fernando VII, emigró a Francia.